sábado, 20 de septiembre de 2008

Educando la mirada

El maestro Takano concedía una importancia particular a la mirada. Decía que se debe mirar al adversario como si viéramos una montaña a lo lejos. Lo importante es ver y no ver al adversario, para presentir el golpe que surja; por eso se dice que el ojo representa al espíritu.


Hay que penetrar en los ojos del adversario de manera que sintamos lo que piensa. Sin embargo, no solo hay que observarle a los ojos, sino que adivinar su movimiento conjunto. Dicho de otro modo, hay que aprender a ver al mismo tiempo la extremidad y su movimiento global. Las Artes Marciales son la mirada que va mas allá de la mirada.


El sentido profundo que esto tiene, es que en esta visión global, se asiente la eficacia. Dicho de otra forma, **ver a través del espíritu** significa atravesar al adversario mientras la apariencia exterior permanece suave y sosegada.




La mirada juega un papel considerable en las Artes Marciales. En general, el practicante se imagina que con mucha pasión puede mejorar las técnicas frente al adversario, y desde luego, moverse rápidamente con los pies y hacer surgir muy deprisa los golpes, es importante, pero todo esto esta subordinado a la observacion del adversario, y dicha observacion tiene que ser espontánea.
Es preciso estudiar al adversario, medir su estructura física y síquica.
El artista marcial, con muchos años de practica, parece extraordinariamente fuerte y preparado, y , sin embargo, he visto a adultos dejarse vencer por jóvenes practicantes, probablemente porque estos jóvenes tenían tal sensibilidad que, a pesar de su juventud y de su menor experiencia, conseguían sentir, y por lo tanto dominar mas intuitivamente al adversario.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Kosugi, Hironishi y Marx

Motonobu Hironishi fue uno de los discípulos directos de Gichin Funakoshi. No es uno de los más conocidos actualmente, aunque todos habremos leído sin darnos cuenta algún prólogo escrito por él. Entrenó con Shigeru Egami y con Yoshitaka Funakoshi, siendo presidente de la Shotokai hasta su muerte en 1999.

Los karatekas de hoy son deportistas, los de antes eran hombres de letras, personas cultivadas, artistas, intelectuales, poetas, educadores. La insignia de Funakoshi (el tigre) lo dibujó Hohan Kosugi (no confundir con Sho Kosugi, el entrañable ninja de las películas de los 80, y que también perseguía a Lee Van Cleef en la televisión los martes por la noche).

Hohan Kosugi también fue quien ilustró el primer libro de karate de Funakoshi. Hay un bonito museo en Japón que lleva el nombre de este pintor y donde se expone su obra.

Buscando información de Hironishi, me encontré en que había escrito un tratado sobre los errores en la traducción de Marx, y como impactaron en las investigaciones sobre este filósofo que se realizaron en Japón.

Ese ensayo, un libro bastante grande, salió publicado originalmente en 1967 y hoy aparece en la biblioteca Kobushi que es una colección de tratados escritos por intelectuales japoneses antes, durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra. Estos libros fueron seminales para el pensamiento de postguerra de Japón.

Esto me sucita una pregunta: ¿como se puede retomar este rumbo, y reconciliar el karate con las artes, la filosofía y la política?