Podría analizarse su vida (y obra) como la de un personaje excentrico, huraño, vagamente delirante...pero sería dejarse tentar demasiado rápido por interpretaciones que convienen y tranquilizan a la conciencia egoísta de cada uno.
Ryokan fue un monje, pero, en lugar de refugiarse en un monasterio, se dedicó a vivir su vida de manera absolutamente religiosa, sin seguir ningún sistema, ninguna ideología. Sólo el orden cósmico.
A fuerza de despojarse, de vaciarse, de liberarse, de amar a sus semejantes, Ryokan superó la dimensión del monje y se convirtió en un ser humano pleno, entero. Un hombre verdadero.
El nombre que le dieron sus padres fue Eizo. nació en 1758 en el pueblo de Izumozaki, en la costa oeste del japón. Vivió en una época en la que reinaba la paz en su país.
Su padre, comerciante próspero y poeta de cierta fama, ejercía la funcion hereditaria de jefe del pueblo (myoshu) y responsable del templo shinto. Su madre provenía de la isla de Sado.
Pasó tranquilamente su juventud en el seno de una familia religiosa, culta, pudiente. Estudió en una escuela dirigida por un letrado confusionista.
Fue generoso y sociable, le gustaba divertirse con sus amigos.
Por ser hijo mayor estaba destinado a suceder a su padre y ser jefe de su pueblo, pero pronto se dió cuenta de que dicha función le resultaría demasiado pesada, pues no sentía gusto alguno por los asuntos oficiales.
A los dieciocho años entró en un templo Zen (Kosho-ji) muy cerca de su pueblo. Allí encontraría a quién fuera su maestro, el famoso Kokusen. Eizo se afeita la cabeza y se hace monje. Ryokan es su nombre de ordenación, significa Bueno y Vasto.
En el templo de Entsu-ji, durante doce años, profundizó la enseñanza de zazen siguiendo la enseñanza de su maestro Kokusen. Pero este último muere en 1791. Ryokan decide abandonar el templo y partir a peregrinar por todo el país. Durante diez años llevará una vida errante.
Su padre se suicida a los sesenta años, tirándose al río Katsura, en Kyoto. Ryokan decide ir a esa ciudad para celebrar servicio funerario en su memoria. Algunos meses más tarde vuelve a Izumoaki, su pueblo natal.
Finalmente se instala en una ermita del monte Kugmi, llamada Gogo an (la ermita de las cinco medidas de arroz). Ryokan tiene entonces cuarenta y dos años y permanecerá allí más de veinte.
La lluvia ha cesado, las nubes se disiparon, el cielo está otra vez sereno
cuando el corazón es puro, todo es puro en el universo
confiando mi cuerpo al curso de las cosas, renuncié al mundo para ser libre
con la luna nueva y las flores he de pasar el resto de mi vida.
Para alimentarse practica takuhatsu -la mendicidad-, con su cuenco y su bastón de glicina negro. Por el camino juega a la pelota con los niños, charla y bebe saké con los campesinos. Adopta, como segundo nombre de monje el de Taigu -el Gran Loco.
Habiendo terminado de mendigar mi alimento en el camino
voy a pasear por el templo de Hachiman
los niños me ven y se dicen
"volvió el monje loco del año pasado."
Hacia el final de su vida conoce a Teishin, una monja zen joven y bonita. Con ella mantendrá una amistad íntima y profunda. Teishin siente una gran admiración hacia Ryokan.
En 1831 muere a los setenta y dos años. Teishin está a su lado.
Una noche calma, debajo de la ventana vacía
me siento en zazen envuelto en mi kesa
ombligo y nariz en la misma línea
orejas y hombro en el mismo plano
la ventana se pone blanca, la luna empieza a salir
cesó la lluvia pero siguen cayendo gotas de agua
hay que sentir lo que significa este momento
es vacío y silencioso, sólo el que hace zazen lo sabe.
Textos del libro Poemas del Gran loco.
Porque poseían la única cosa que no puede ser ni quemada por el fuego ni inundada por el agua. Su espíritu era diferente del de los que claman sin cesar: « No empuje, no empuje », y que se pelean como niños para promover su carrera. Éstos, incluso cuando ascienden, son pobres.