Le urge al ser humano encontrar un camino que le enseñe a liberarse del seductor engaño de confiarse a los sueños, a la ambición, a los estímulos de una publicidad o de una propaganda exteriores grandilocuentes como orientaciones de su actividad.
El zen, forma de interpretar la realidad de origen budista, recoge una sencillez de principios de difícil transmisión a través de las palabras, que trata de rescatar al hombre del sufrimiento de la existencia.
La doctrina zen remarca con especial interés como fundamentos de su enseñanzas:
- La recuperación de la simplicidad y de la sencillez.
- La posibilidad de hallarlo todo, paradójicamente, al perderlo todo.
- Un especial entusiasmo en la riqueza del vacío.
- La inexistencia de un principio y un fin. Tan sólo existe el vacío.
El zen trata de ser una reconciliación de la persona con el ser sensible, con el cosmos, gracias a la cual el hombre se centra en la realidad que le envuelve captada ahora en su íntima verdad dando de lado a la engañosa verdad que manejamos en el mundo conceptual y lógico.
El pensamiento discursivo-lógico-racional-conceptual es descalificado por la postura zen.
La realidad fundamental de uno mismo, en sí cercana y natural se nos resiste, nos cuesta mucho captar por un simple error de perspectiva mental.
El zen persigue el derrumbamiento de toda nuestra falsa construcción mental alcanzando así nuestra mismidad.
La emancipación de la conciencia, el encuentro con uno mismo integrado completamente en el universo, como mejores líneas de contacto con la realidad.
La esencia radica en asumir los errores que uno comete, y no buscar en el prójimo los errores que uno ha cometido, con la necesidad de excusarnos de nuestro accionar, ya sea por los errores cometidos, por tener un espíritu frágil, que nos impida asumir la realidad, la verdadera realidad de nuestros actos, ya se a por la carga que uno arrastra de toda su vida y que nos es imposible de sobrellevar, las cargas nuevas que somos incapaces de asumir, y las tomamos como escapes de la realidad, o por ambición, o cualquiera que sea que este mas cerca de un Bono que de la realidad.
Sin lugar a dudas, nos va a conducir a un rotundo y abrupto fracaso, sumergiendonos en la depresión y culpa, llevándonos puesto todo lo que nos rodea, ya que no medimos la intensidad y el alcance de nuestro accionar, porque no evaluamos los pasos que dimos, y luego nos damos cuenta del error, pero ya es tarde y no tenemos la fuerza para cambiar, ya que nuevamente tenemos miedo al fracaso, al que dirán y es mejor vivir en la derrota que asumir y hacer lo correcto.
No olviden que si estamos mal y no reflexionamos sobre nuestros problemas y la verdadera razón del porque, todo lo que hagamos, va a estar marcado por la subjetividad y falta de entendimiento de la realidad.
Y luego de hacer, hay que pagar, y con los años la carga se hace mas pesada, es preferible tirar la mochila ahora y no cuando nos haya vencido la espalda, el camino cuanto mas liviano, mas placentero, ya es bastante difícil, como para seguir cargando con las cosas del pasado, que se van a ver reflejadas en las resultantes del presente y luego en las del futuro.
No olviden de evolucionar sobre sus actos de la forma mas tranquila y libre que puedan, para no tener que en el futuro pagar los errores del pasado, no se aten a las inseguridades, a los falsos pensamientos, sean veraces con ustedes mismos, y ante todo, no se mientan , todo lo que empiecen con mentiras y engaños, termina indefectible con todo los que los rodea.
domingo, 19 de abril de 2009
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