El maestro Takano concedía una importancia particular a la mirada. Decía que se debe mirar al adversario como si viéramos una montaña a lo lejos. Lo importante es ver y no ver al adversario, para presentir el golpe que surja; por eso se dice que el ojo representa al espíritu.
Hay que penetrar en los ojos del adversario de manera que sintamos lo que piensa. Sin embargo, no solo hay que observarle a los ojos, sino que adivinar su movimiento conjunto. Dicho de otro modo, hay que aprender a ver al mismo tiempo la extremidad y su movimiento global. Las Artes Marciales son la mirada que va mas allá de la mirada.
El sentido profundo que esto tiene, es que en esta visión global, se asiente la eficacia. Dicho de otra forma, **ver a través del espíritu** significa atravesar al adversario mientras la apariencia exterior permanece suave y sosegada.
La mirada juega un papel considerable en las Artes Marciales. En general, el practicante se imagina que con mucha pasión puede mejorar las técnicas frente al adversario, y desde luego, moverse rápidamente con los pies y hacer surgir muy deprisa los golpes, es importante, pero todo esto esta subordinado a la observacion del adversario, y dicha observacion tiene que ser espontánea.
Es preciso estudiar al adversario, medir su estructura física y síquica.
El artista marcial, con muchos años de practica, parece extraordinariamente fuerte y preparado, y , sin embargo, he visto a adultos dejarse vencer por jóvenes practicantes, probablemente porque estos jóvenes tenían tal sensibilidad que, a pesar de su juventud y de su menor experiencia, conseguían sentir, y por lo tanto dominar mas intuitivamente al adversario.
8 comentarios:
Bue-ni-si-mo!!
Ver sin mirar..., ese es el secreto.
-Takano?
-No, pero ta Mifune.
(es muy fino)
Otro:
-Takano?
-No, pero ta kayoshi.
:-)
Como dijo Heshiki, vamos a cambiar de vino, porque ese hace contar chiste malo.
El tiempo libre y la droga hace estragos
Se puede ver con el alma, que es mucho más profunda esa mirada que con la vista.
Un beso.
Suave y exacto querida Maria
un beso
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